Amparo Sard comenzó su carrera perforando pequeños papeles blancos.
Autorretratos en situaciones surrealistas que expresaba con un lenguaje y una técnica muy personal. Posteriormente desarrolló más dicha técnica ampliando los papeles y creando enormes instalaciones de fibra de vidrio blanco o esculturas de aluminio.

Actualmente, Sard utiliza todo tipo de materiales: pinturas de resina, poliuretano, vídeos y, más recientemente, plástico reciclado, al tiempo que aboga e intenta concienciar sobre la conservación de nuestro planeta. En su obra, el color blanco representa lo que vemos con nuestros ojos, una lectura lineal de nuestro entorno. El negro, las deformaciones o las dimensiones desorbitadas muestran otro tipo de imágenes, completamente opuestas. Permiten ver lo que realmente nos conmueve, lo que percibimos con los ojos hacia dentro, lo que evoca emociones efectivas, la tensión que despierta nuestra intuición.